Mejora la estructura de los suelos, especialmente los de baja fertilidad, incrementa la porosidad y permeabilidad y la capacidad de intercambio catiónico (CIC). Reduce los daños oxidativos sobre los tejidos vegetales sometidos a condiciones de stress. Genera un efecto tampón sobre las sales disminuyendo el efecto de quemado sobre los follajes. Mejora el rendimiento de los cultivos.