Aumenta la capacidad de retención de agua y nutrientes.
Disminuye pérdidas por evaporación o por infiltración en suelos arenosos.
Reduce la necesidad de riego durante el período inicial de plantación.
Optimiza el desarrollo de raíces y raicillas, lo que facilita la aclimatación de las plantas.
Desarrolla plantas más saludables, vigorosas y productivas.
En césped en rollos o palmetas, aplicado al suelo antes de la instalación, permite disminuir en más de un 30% la tasa de riego inicial, el césped se enraíza más rápidamente y disminuye las pérdidas.